El éxito no es una palabra, el éxito es un estado emocional. ¿Sabías que puedes fracasar en un intento y terminar en total bancarrota, y aun así ser una persona exitosa?
El éxito debe ser parte de tu descripción personal: “soy alto, moreno, de cuerpo atlético, mi cabello es lacio, color café oscuro y soy exitoso”. Así deberías describirte cuando hablas de ti.
Aprovecho para hacer un paréntesis para agregar que el éxito principalmente, más que tenerse, se vive como algo que describe a la persona.
Entonces, si ser exitoso es un adjetivo, una característica de tu persona, es recomendable que busques gente de tu mismo género.
Si eres una persona exitosa y te juntas con personas que no son exitosas, vas a tener muchas dificultades, y no porque tú o ellos estén mal, sino porque eres tú quien está fuera de tu ambiente. Es tu responsabilidad crear una vida con gente afín, eso la hace congruente y por lo tanto placentera y retadora de manera divertida.
Durante mucho tiempo yo pensé que tener éxito era algo difícil, y al pensar en él mi mente se quedaba en blanco; o más bien, se quedaba en negro, porque no había nada ahí, solo un espacio oscuro sin visibilidad alguna. Eso, debo admitir, me causaba angustia, temor y preocupación, lo cual lejos de ponerme en acción, me paralizaba.
Para salir de esa situación, buscaba inspiración para mi éxito en mi familia más próxima, mis padres y mis hermanos; sin embargo, después de un tiempo descubrí que ellos mismos no eran exitosos y que ahí no iba a encontrar lo que buscaba. Eso no significaba que fueran malas personas, pero sí me quedaba claro que no podían ser mis mentores. Luego busqué inspiración en familiares cercanos que sabía que eran exitosos, y vi con agrado que funcionaba, que en automático se abría una puerta donde tenía una perspectiva con un escenario diferente.
Estos fueron mis primeros descubrimientos: primero, que no tenía conocimiento sobre el éxito, que era ignorante en el tema, y segundo, que la postura mental que tenía era obviamente la equivocada; de lo contrario, no estaría dirigiéndome hacia situaciones y proyectos fallidos, ¿no crees?
Primeros descubrimientos:
1. Ignorancia.
2. Postura.
Seguido a estos dos grandes descubrimientos, me llegó una oleada indescriptible de felicidad. Me di cuenta de que ahora sí tenía un mapa que seguir, y que este mapa tenía una forma clara y un camino sencillo: conocimiento y postura.
Ignorancia
Dado que el problema era la ignorancia, esta me pareció fácil de resolver, ya que solo había que aprender. Efectivamente, la ignorancia se cura: se resuelve aprendiendo. Ahora se trataba de buscar conocimiento de alta calidad, conocimiento verdadero.
Postura
Es cierto, no se trata solo de moverte físicamente, se trata de moverte mentalmente. Dónde creces y cómo creces tiene un impacto directo en la forma en que percibes la vida y, por lo tanto, eso determina la postura que decides asumir o tomar en esta. Es casi equivalente a la posición que tomas en la fila a la hora de estar formado.
Esta parte, cabe mencionar, ha sido sumamente divertida, ya que, a raíz del mejoramiento en la calidad de mi conocimiento, he aprendido que la postura, la flexibilidad y la libertad de movimiento mental solo dependen de uno mismo. Puedes moverte en la dirección que desees y cuantas veces lo desees, y esta flexibilidad y la certeza de movimiento están proporcionalmente ligadas al conocimiento y la calidad de este.
No saber sobre el éxito no es justificación. Es una realidad, es una verdad, pero la puedes cambiar en el momento que desees adquiriendo conocimiento.
Y la postura en la que te encuentras actualmente, tanto en lo personal como lo laboral o financiero, la puedes cambiar. Si en algún momento de tu vida aceptaste pararte hasta atrás en la fila, lo puedes cambiar.
Si quieres saber más sobre el manejo de estos dos aspectos tan importantes en tu vida, puedes contactarme y con gusto te asesoro.
El éxito eres tú y tu posición en la escala del éxito la controlas tú.
Esto, mi amigo, te hace un ser muy capaz y le da un giro de mayor reto y diversión a la vida.
Recibe mi afecto.
Alma Baca 